INCENDIOS EN EQUIPOS ELECTRICOS, PUEDE EVITARSE

El almacenaje, manipulación y uso de líquidos combustibles e inflamables, exigen una atención especial, es por ello que, artefactos como los transformadores industriales que los contienen, deben tener ciertos requisitos de instalación, funcionamiento y mantenimiento, para cuidar la vida de las personas.

No son los líquidos inflamables o combustibles los que arden o explotan, sino los vapores inflamables procedentes de su evaporación, cuando su temperatura se eleva por arriba del punto de inflamación, al quedar expuestos a una fuente de ignición. Esto, deja en condiciones de riesgo a ciertos espacios cerrados, como contenedores, tanques de almacenamiento, cuartos sin ventilación adecuada o edificios, donde con mayor frecuencia se producen incendios y explosiones.

El punto de inflamación no es el único factor en que debe basarse la evaluación del riesgo, ya que también influyen la temperatura de ignición, los límites de inflamabilidad, el índice de evaporación, la  reactividad por derrames o expuestos a temperaturas altas, la densidad o el índice de difusión.

Ante ello, el almacenaje, manipulación y uso de líquidos combustibles e inflamables, exigen una atención especial. Podría ser necesario aumentar las distancias entre las áreas o riesgos diferentes, el distanciamiento de los depósitos entre sí o proporcionar protecciones contra incendio adicionales. Para tener una mayor claridad, se puede referir a NFPA 321 clasificación básica de líquidos inflamables y combustibles.

Las principales fuentes de ignición de los vapores de los líquidos combustibles e inflamables, son las llamas, superficies calientes, chispas eléctricas, chispas de fricción y procesos de compresión. Por todo esto, la contención de derrames y la ventilación tienen importancia primordial para la acumulación de vapores inflamables. También es recomendable eliminar las fuentes de ignición en las proximidades; los equipos deberán estar instalados siempre que sea posible en lugar abierto.

Ahora bien, los riesgos de fuego en los que han intervenido equipos eléctricos han surgido de errores humanos previsibles, como:

Mala instalación: los incumplimientos normativos o en las especificaciones de la mano de obra, pueden hacer que la instalación de los equipos esté hecha de modo que se produzcan sobrecargas, daños a los componentes o excesiva exposición al calor de combustibles en las cercanías.

Falta de mantenimiento: el equipo se desgasta hasta quedar inútil. Este deterioro se puede acelerar si la instalación está mal hecha y la falla se producirá naturalmente como resultado de la antigüedad.

Uso inadecuado: equipo aprobado pero que no se usa de acuerdo con las condiciones de su aprobación. Por ejemplo, usar cableados inadecuados para la potencia del equipo.

Poco cuidado o desprecio de la normatividad: un descuido por pequeño que sea, en el uso del equipo puede causar un incendio.

Por: Conrado Barrera Sanchez. Ing. CEPI